Garantizando el derecho a una alimentación adecuada para la población refugiada palestina

A raíz de la guerra en 1967, Gaza y Cisjordania fueron ocupadas por Israel, y este control del territorio se ha mantenido hasta la fecha. A diferencia de Cisjordania, la ocupación israelí de Gaza finalizó en 2005, cuando se desmantelaron los asentamientos israelíes dentro de la Franja. A pesar de que este desmantelamiento supuso la retirada del ejército israelí del territorio gazatí, Israel ha mantenido el control efectivo del territorio a través de la intervención del espacio aéreo, marítimo y terrestre, al cual se suman diferentes ofensivas militares que han contribuido al deterioro de la situación de la Franja de Gaza hasta el presente. El bloqueo implica restricciones al movimiento de personas y mercancías de Gaza con otras zonas geográficas, lo que limita el bienestar y desarrollo de sus habitantes.
Debido a esta situación de bloqueo y a los enfrentamientos, la situación socioeconómica de la población es de extremada fragilidad, con altos niveles de pobreza e inseguridad alimentaria. La inseguridad alimentaria en Gaza es muy alta, con casi un millón de personas dependiendo de la ayuda alimentaria proporcionada por UNRWA para hacer frente a sus necesidades alimentarias básicas. La última gran amenaza a la maltrecha economía gazatí viene derivada de la pandemia global del COVID19 que puede tener consecuencias demoledoras.
En este contexto, la situación de las mujeres en la franja de Gaza es de una mayor vulnerabilidad con respecto al resto de la población, puesto que la sociedad patriarcal ahonda en las dificultades y discriminación que ya de por sí sufren, siendo la violencia de género uno de los principales problemas. Este proyecto beneficiará a 1.961 personas refugiadas de Gaza (686 mujeres y 628 menores de 18 años) con el objetivo de “reducir la inseguridad alimentaria de las personas refugiadas de Palestina en la Franja de Gaza a través de la distribución de cestas de alimentos”.