Euskadiko GGKEen Koordinakundea - Gipuzkoako delegaritza

La Coordinadora de ONGD de Euskadi nace oficialmente en 1988, en Gipuzkoa concretamente, inicia su actividad en 1990 pero es en el año 2000 cuando la denominada Secretaría Técnica se pone en marcha gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Donostia. Esta colaboración poco a poco va afianzándose y desde el año 2003, existe un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Donostia y la Delegación de Gipuzkoa de la Coordinadora. Asimismo en 2006 se firma el primer convenio de colaboración con la
Diputación Foral de Gipuzkoa. Ambos convenios (así como con el resto de las 7 principales instituciones vascas) continúan en vigor en la actualidad.
En este ejercicio de 2023, la Coordinadora representa a un colectivo de 84 organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONGD) vascas, 51 con delegación en territorio Gipuzkoano, que trabajamos en cooperación internacional y en educación para la transformación social. Promovemos una cooperación para el desarrollo de calidad en las instituciones públicas y privadas, así como en las ONGD miembro. También acompañamos los procesos de las organizaciones socias y fortalecemos sus capacidades políticas y técnicas, todo ello con el objetivo de contribuir a la transformación social. Para ello, fomentamos en la ciudadanía una cultura de solidaridad, que cuestione el modelo vigente que genera pobreza y desigualdades, y facilitamos la participación y el debate crítico sobre las causas. Consideramos importante promover la democracia participativa, la independencia, la transparencia, la coherencia, todo ello subrayando el valor de hacerlo con equidad de género, pilar y distintivo de la cooperación vasca.
La Coordinadora tiene como máxima la defensa de la cooperación al desarrollo y para ello posibilita espacios de encuentro, debate y reflexión para la creación de criterios comunes entre las organizaciones miembro, ejerciendo incidencia política y social, tejiendo alianzas con otros movimientos sociales y buscando tener una presencia pública significativa. Todo ello, fortaleciendo a las organizaciones en su trabajo y sus capacidades, facilitando las alianzas entre ellas y poniendo al servicio del colectivo los recursos de las mismas y viceversa.
Parece obvio que los problemas y retos de desarrollo, no los podemos enfrentar en solitario, y que la confluencia y la suma de sinergias aportan un valor añadido, coordinadadas, las organizaciones sociales, somos más fuertes.
Las organizaciones asociadas, buscan en la Coordinadora un espacio de trabajo conjunto, reglado en el marco de un Código de Conducta común que recoge los principios y valores que deben regir el trabajo de las ONGD asociadas y de nuestra propia organización y un Reglamento de Régimen Interno que fue modificado tras meses de trabajo y aprobado en la Asamblea General en 2019. Todavía estamos instaurando los mecanismos que ese Reglamento recoge para ser escrupulosas y ejemplarizantes en la acción.
Tenemos un contexto adverso, en el que hay una creciente criminalización de la solidaridad, donde cada vez los conflictos y las posiciones se radicalizan y se polarizan más, y donde la acción colectiva, la suma de agentes coordinados que se sienten parte de un interés común, cobra más fuerza que nunca.