Contribuir a paliar las necesidades alimentarias de la población más afectadapor una crisis humanitaria compleja en la región de Kita con un enfoque de triple nexo

El proyecto se desarrollará en 6 comunidades (Balandougou, Bendougouba, Djougoun, Djougounté, Linguema, Masala) de la región de Kita, Mali.

Mali es un extenso país de 18 millones de habitantes (49.93% mujeres), el 70% viven en la zona rural, la tasa de dependencia asciende al 100%, y casi la mitad de la población se encuentra en situación de pobreza y experimenta un deterioro gradual de sus medios de vida a consecuencia de las perturbaciones climáticas, las crisis alimentarias y nutricionales, la inseguridad, la débil presencia del Estado y las sanciones impuestas por la Comunidad de Estados de África Occidental (CEDEAO).

Su economía de base agrícola, ganadera y pesquera aporta el 45% del PIB y emplea a casi el 80% de la población activa. Las mujeres representan entre el 60% y 80% de la mano de obra agrícola a lo largo de la cadena de valor, pero sujetas a numerosas limitaciones para acceder a la tierra (5% de titularidad), medios financieros, equipos o asistencia. El complejo contexto de hambre, malnutrición y pobreza ha generado una crisis multidimensional, los hogares no producen lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas exponiéndose a un círculo vicioso de deuda y desnutrición, acrecentado en el último año por el déficit en la producción de cereales y cultivos comerciales, el aumento en los precios de los alimentos, y la falta de capacidades técnicas y materiales para obtener un mayor aprovechamiento por la venta de sus cosechas. El proyecto incorpora un enfoque de triple nexo, mitigando los graves riesgos de la inseguridad alimentaria durante la época de carestía; mejorando las capacidades de producción, autoabastecimiento y transformación agrícola; e instando a las mujeres a participar en la resolución de conflictos; con el objetivo de mejorar la situación de seguridad alimentaria de las familias vulnerables (640 mujeres y sus familias) afectadas por la crisis alimentaria, mediante:

1. Mejorado el acceso a alimentos y la producción agrícola de las mujeres (y sus familias): sistema participativo y de rendición de cuentas, compra y distribución de alimentos e insumos, formación (alimentación, prácticas agroecológicas).
2. Aumentada la capacidad local de producción sostenible, transformación y conservación de productos de dos cooperativas comunitarias de mujeres: diagnóstico, compra y distribución de equipos, formaciones (comercialización y marketing), microfinanciación, asistencia técnica, acompañamiento.
3. Fomentada la promoción de una cultura de paz y de resolución pacífica de conflictos: diagnóstico comunitario, creación y formación (comités de gestión mujeres y de gestión de recursos naturales), sensibilización mujeres.