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Senegal presenta un índice de desarrollo humano bajo a pesar de la estabilidad de la que siempre ha gozado el país, y es que amplios sectores de la población viven en una situación de vulnerabilidad: un 46,7% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, y un 22,3% lo hace en la pobreza absoluta; la tasa de escolarización absoluta es apenas del 49,3%, lo que se agrava si nos referimos al grado de escolarización de las mujeres; acceso limitado a la salud por la necesidad de pagar por parte de las familias y por la existencia de factores – orientación sexual, ocupación o adicción a las drogas – que dificultan aún más el ejercicio efectivo del derecho a la salud de ciertos colectivos.
Entre las principales enfermedades que afectan a Senegal y al continente africano en general es el SIDA, el cual se concentra en unas poblaciones que son consideradas “claves”, como las profesionales del sexo (PS), las usuarias de drogas inyectables (UDI) y lesbianas.
Estos grupos claves, más expuestos al virus VIH, viven situaciones de exclusión, de marginalización y de vulneración de Derechos Humanos, en particular, el Derecho a la Salud. Aunque estos colectivos presentan problemáticas muy diferentes, el denominador común a todos ellos es que son objeto de estigma, marginalización, discriminación y violencia, a menudo sancionados por las leyes represivas que les criminalizan.
Esto hace que muchos profesionales, tales como sanitarios, juristas, psicólogos, etc, les nieguen sus servicios. La población sujeto del proyecto son mujeres pertenecientes a estos 3 colectivos claves y el objetivo es “Reducir las violencias ejercidas contra mujeres en situación de vulnerabilidad (LBT, PS y UDI), y su impacto en la salud”.